domingo, 2 de agosto de 2015

Mi experiencia con los videojuegos


Todas las personas que me conocen muy a fondo coinciden en que soy una fangirl obsesiva de Nintendo, y un poco más suave de Capcom. No puedo soportar que alguien hable mal de cualquiera de esas dos compañías, me pongo muy tensa y suelo enfadarme.

No soy una persona con una memoria brillante, apenas recuerdo muchas cosas mías de pequeña y si tengo que tratar de pensar qué comí ayer me costaría bastante. A lo largo de mi vida he pasado muchas cosas, pero solo me he quedado con las más importantes. Prácticamente, tengo borroso todo lo que paso hace más de dos años, y solo recuerdo momentos o días especiales, o también cosas malas, por desgracia.










De mis recuerdos de la más tierna infancia no puedo decir mucho, pero uno de mis recuerdos más antiguos es jugando a la SNES. Puedo decir, sin miedo a equivocarme, que descubrir esa consola cuando apenas sabía sumar fue un momento muy importante en mi vida.
Tenía el Street Fighter, quizás eso hizo que a día de hoy le tenga un cariño incondicional a todo lo que hace Capcom. No sabía combos, ni siquiera era capaz de enfrentarme a Vega, y si jugaba contra alguien que no fuera la máquina podía despedirme. Prácticamente solo sabía moverme, saltar y dar patadas para variar. Pronunciaba mal el nombre de los personajes y no entendía ninguno de los textos que salían en pantalla, pero me lo pasaba genial jugando una y otra y otra vez hasta conseguir mi victoria.
También tenía el Illusion of Time, y a día de hoy me sigo sintiendo orgullosa de haber tenido ese juego desde pequeña, aunque me daba un miedo atroz y no llegué a jugar nunca, por mucho que volviera a empezar la partida decidida a terminarlo.



Hoy en día sigo conservando esa consola y todos los juegos, no la uso porque está en el trastero, y aunque los recuerdos con ella son prácticamente borrosos, me acuerdo de las horas que pasaba con mis hermanos y los dos mandos.

Llegó la Game Boy Color, con un Mario Land y un par de juegos más. Los gráficos me fascinaban, y no me importaba que se colgara y tuviera que apagarla perdiendo los datos que no había guardado, ya que eso me permitía volver a jugarlo. Lástima que eso se haya perdido con los años. Una Game Boy vino después, con algún título más. No podía jugar a los Pokémon porque eran propiedad de mi hermana, así que no la llegué a usar mucho.






Con la Game Cube se decidió que soy una gamer de puro corazón y que nunca iba a dejar de serlo. No tenía más de siete juegos, pero me encantaban y cuando me cansaba de uno, volvía con otro. Una y otra vez. Los repetía sin parar. Me acuerdo sobretodo del Mario Party 5, mi favorito hasta la fecha; de lo bien que lo pasaba en la Cumbre DK en el Martio Kart Double Dash; o de quedarme sin agua cuando flotaba con ACUAC. La Game Cube se convirtió para siempre en mi consola favorita, cosa que nada podrá cambiar, porque aún siendo tan pequeña, con unos juegos tan simples, hizo que no pudiera despegarme de ella.

Llegó la Wii, y podía seguir disfrutando de mi consola favorita (que era morada, lo cual sumaba puntos). Mi decepción cuando vi que se me había acabado el chollo cuando llegó la Wii U fue inexpresable. Pero con la Wii vinieron muchísimos juegos, más de los que puedo contar. Tardes que me quedaba en casa en vez de quedar con mis amigos, algún cristal roto por culpa del mando, y no faltaron los golpes. El Smash consiguió que Nintendo fuera mi compañía favorita, y no tardé en interesarme por todos los personajes y sus historias. Gracias a eso, Metroid llegó a mi vida, con un par de títulos para la Wii, algún The Legend of Zelda y más juegos.



Nintendo nunca me llegó a decepcionar. Cada consola era tan distinta de la anterior, permitiéndome seguir disfrutando de lo que estaba usando antes. Nunca he contado los juegos que tengo, no sé cuántos he emulado ni las horas que habré pasado delante de una pantalla. Y ahora que soy más mayor, que soy fanática de casi todas las sagas que tiene la gran N, y que veo que muchas de ellas están abandonadas, no puedo evitar sentirme frustrada.

Estoy hablando de una compañía que lleva conmigo desde mis más lejanos recuerdos, que me ha hecho reír innumerables veces, y llorar unas cuantas, que ha pasado conmigo una gran cantidad de horas y que siento que siempre va a estar ahí, sin importar los años o las pérdidas.

Con este artículo pretendo explicar que los videojuegos pueden llegar a ser una parte muy importante en la vida. A mi me ha hecho reír, llorar, sonreír y emocionarme. Una compañía ha sido capaz de tenerme horas a su lado, incontables horas que no podría haber pasado de mejor forma. Obviamente, a mis padres no le gusta que pase tanto tiempo en frente de una consola, y la gente es muy prejuiciosa y he recibido más de un insulto, pero el cariño y lo que se puede llegar a sentir con un juego es algo que deberíamos saborear todos.

Porque cuando llega el anuncio de ese título que llevabas tanto tiempo esperando, ver a tu personaje favorito y conseguir pasarte ese nivel tan difícil es algo increíble que solo puedes sentir con los videojuegos. Y esas sensaciones solo me las ha dado Nintendo, seguido brevemente por Capcom.

Quizás por esto haya decidido dedicar mi vida entera a los videojuegos.


4 comentarios:

  1. Me encanta este articulo, aparte este tipo de articulo sirve para conocer mas a la redactora en este caso :), la cual me tiene enamorado. Sigo esperando tu respuesta quedamos para conocernos y tal?

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  2. Pues dime donde quedamos, porque yo también te quiero, me gustaría que fueses mi novia te cuidare bien como el buen Nono soy.

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  3. que gran articulo Nana, me ha encantado, ya hablare algun dia como me llego el vicio a mi (de una manera un poco más lejana, ya que nunca he tenido una consola propia excepto una PSX)
    Bonita Historia, y a seguir hablando de esa creación tan bonita que son los videojuegos

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